Gastronómiah

Gastronomía alternativa y cotidiana

Wednesday, February 21, 2007

I.- Puntos de vista. II.- Variedad. III.- Belleza femenina 6. IV.- Belleza femenina 7.

I.- Después de un mes de vacaciones, se viven distintos regresos: unos abruptos –el trabajo, la ciudad, la rutina-, otros graduales, como té que se enfría de a poco, y otros que simplemente se postergan hasta cierto momento, oportuno o no, como volver a escribir en el blog.
La tranquilidad bajo una parra en Punta del Este, ciudad de hortensias, hibiscus y agapantos, quedó en el pasado.
Pero mi mirada de turista todavía no se apagó en Buenos Aires; aunque ya sufro sus penurias urbanas, aún puedo ver sus bellezas. Como el carnaval resucitado en las murgas porteñas; vi menos de las que pensaba porque anduve enfermo, pero febrero aún no terminó...

II.- La excusa del blog es la gastronomía cotidiana, así que más que de la ciudad de hortensias, hibiscus y agapantos, se supone que tendría que hablar de la ciudad de pamplonas, chotos y martín fierro. No comí demasiados frutos del mar, con los chicos la mejor opción era una parrilla que me quedaba cerca y que tenía juegos inflables, muy buen asado y precios acordes a los nuestros. Si te ibas más para la península, te cobraban el doble y la calidad era menor...
El vino fino obviamente está más caro (qué bueno el tannat) pero no entiendo por qué está también cara la cerveza. Pilsen, Patricia, Zillertal, que acá tengamos más variedad no quiere decir que tengamos mejor cerveza.
El vicio matero lo fogoneé con Sara y Canarias, traje algo de provisión para variar las nuestras. Qué tema las yerbas, cómo varía la calidad de las distintas partidas de la misma marca. Como con casi todo, lo mejor es ir variando.

III.- "Fijamos una cita y, cuando creíamos –por la descripción hecha o el recuerdo personal- ir a ver al hada Viviana, nos encontramos –tal vez sin que haya cambiado- con el Gato con Botas. Aun así, le damos cita para el día siguiente, pues no deja de ser ella y a quien deseábamos era a ella. Ahora bien, esos deseos de una mujer con la que hemos soñado no hacen absolutamente necesaria la belleza de determinado rasgo preciso. Esos deseos son sólo el deseo de determinada persona: vagos como perfumes..." (Marcel Proust, En busca del tiempo perdido IV – Sodoma y Gomorra).

IV.- "Ayudándose con las rodillas, trepó por el cuerpo de K con la boca abierta; K la miró consternado, ahora que estaba tan cerca notó que emanaba de ella un olor amargo y excitante, como a pimienta. Ella tomó la cabeza de K. la dobló sobre su hombro y le mordió y le besó el cuello, llegando a morderle también los cabellos.
–La ha sustituido por mí –exclamaba ella-, ve, ¡la ha sustituido por mí!
Sus rodillas resbalaron y cayó hasta casi tocar la alfombra, lanzando un pequeño grito. K la abrazó para sostenerla, pero ella lo arrastró hasta el suelo" (Franz Kafka, El proceso).