Gastronómiah

Gastronomía alternativa y cotidiana

Saturday, March 24, 2007

Lectura, trenes, giganta

I.- Gastronomía animal

"Sus pensamientos eran pensamientos rojos, sus dientes eran blancos" (Saki, Sredni Vashtar).


II.- Apuntes de viaje

Me da mucha pena ver por todo el país ramales de ferrocarril abandonados. Ya es típico ver pueblos en los que las viejas estaciones son ruina y olvido, grieta y yuyo; otras tuvieron un destino más digno y se transformaron en centros culturales o dependencias municipales junto a las vías oxidadas. Siempre me gustó viajar en tren (hablo de viajes largos y en plan de vacaciones, prefiero olvidarme del diario ir y venir en trenes suburbanos que sufrí antes de vivir en Capital, aunque sean añorables los viajes adolescentes colgado del estribo o subido a la locomotora misma). Hay tres trenes (tres tristes tigres...) que recuerdo particulamente: el que va a Mar del Plata, el tramo rionegrino del que va a Bariloche (¿todavía funcionará?) y la "Trochita" patagónica.
Este último lo tomé una vez, cuando todavía andaba "en serio" en todo su trayecto y no como paseo turístico. ¡Tardó veinticuatro horas de Esquel a Jacobacci! Bajábamos en las estaciones a buscar ramitas secas, cualquier cosa que arda en las salamandras de los vagones, que venían provistas de un carbón pulverizado y casi imprendible. Del paisaje me acuerdo en realidad hasta El Maitén, ya que después alguien me dijo: "vení para el último vagón", que se venía sacudiendo porque estaban cantando y saltando y donde corría el vino más que en las cataratas. Cuando el Chueco me vio, me dio un abrazo y dijo: "poné la mano que tengo algo para vos". Y fue contando pastillitas, uno, dos, tres... así hasta quince, y me las mandé de un solo trago con bastante tinto, al que le seguimos dando. Después me acuerdo de poco, discutimos y casi me agarro a piñas con alguien y terminamos abrazados como hermanos, cantando, hasta que me pudrí y volví a mi vagón, uy mirá quién volvió, cómo estamos ¿eh?, habré andado algunos kilómetros con medio cuerpo afuera de la ventanilla, como cabalgando o volando por la estepa, recuerdo el vapor de la locomotora, el viento y el paisaje desolado, los vómitos... me tiré al piso del pasillo, nada más hasta Jacobacci, donde después de viajar en "el trocha" los trenes comunes parecían inmensos.
Segundo tren: el paisaje desértico del tramo rionegrino del Roca era una alucinación; veníamos con las ventanillas cerradas pero en los pliegues de las mangas de la campera se acumulaba un polvo fino como talco, lo sacudías y a los diez minutos se te llenaba de vuelta. Dormíamos en los portaequipajes, ante la resignación del guarda que nos hizo bajar un par de veces. A varios después los bajó la cana en serio en Pedro Luro, a mitad de camino entre el Negro y el Colorado, se habían peleado o algo así. Me encantaría en este momento tomar agua de la bomba manual de Nahuel Niyeu (¿o era Aguada Cecilio?), me voy a cebar unos mates que es más o menos lo mismo.
Si hay otra vez, creo que tendría que viajar en ellos más despejado, atento, como viajaba en el tercer tren, el de Mar del Plata, que para mi visión infantil era un destino en sí mismo, una cabalgata por las pampas, la llanura donde el cielo es el paisaje.


III.- Belleza femenina 8

La giganta (Baudelaire)

Cuando Natura, en su brío poderoso,
Concebía a diario monstruosas criaturas,
Vivir habría querido cerca de una giganta
Como al pie de una reina un gato ronroneante.

Habría visto su cuerpo florecer con su espíritu
Y en libertad crecer con sus juegos terribles;
Sabría si el corazón guarda una llamarada,
En las mojadas nieblas que bogan por sus ojos.

Recorrer, al azar, sus magníficas formas;
Escalar las vertientes de sus piernas enormes
Y, acaso, en el estío, cuando soles malsanos

La tumbaran rendida en mitad de los campos,
A la sombra de su seno dormitar sin cuidado,
Como escondida aldea al pie de una montaña.

Saturday, March 10, 2007

Magia lepidóptera y efectos nocivos del Jägermeister

I.- Magia

Leí alguna vez que las mariposas son sensibles a la contaminación y tienen un sentido del olfato muy desarrollado, y que por ello su presencia es señal de que el aire no está contaminado. Sin embargo, desde hace algún tiempo estoy viendo mariposas en Buenos Aires. Mariposas lindas, de colores, no esas polillas grandotas que pululan a veces. Incluso vi una esta semana dentro de un vagón del subte (instante mágico, con una multitud de gente apretujada y ceñuda y dos o tres pavotes/as sonriendo mirando la mariposita posada arriba de la puerta). Como nuestro aire citadino muy puro no parece, supongo que la afirmación científica no tenía demasiado sustento. ¿O será que hay mariposas que se aporteñaron y están ahora acostumbradas al humo de autos y colectivos y hasta se animan a viajar en subte? Ojalá, estoy necesitado de magia...

II.- Los efectos nocivos del Jägermeister

Anoche probé el licor Jägermeister (lo están promocionando, te lo dan en una especie de tubo de ensayo), me hizo acordar a los caramelos "Media Hora". No está tan mal, pero tratándose de bebidas destiladas, prefiero lo seco o lo amargo, y si bien este licor tiene su amargor, es un poquito dulzón para mi gusto. ¿Digestivo? Puede ser, el sushi de anoche no me produjo ningún efecto gástrico colateral, es más, acabo de componer un haiku: Por las cloacas/el sushi de la noche/ya se ha ido. Quedó más "escatológiah" que "gastronómiah", pero bueno, disculpen, poeta no soy, y los arranques de inspiración, buenos o malos, hay que plasmarlos. Consejo obvio: no se tomen el Jägermeister después de clavarse unos vinos, porque si no les va a doler la cabeza como a mí en este momento o, lo que es peor, se les va a dar por componer haikus.

Sunday, March 04, 2007

Negrita, bifes a la criolla, Proust

Mi Negrita llegó y dijo: "Si hay algo que no tolero en este momento de mi vida es que me hagan perder tiempo".
Qué más puedo decir. Nada. Que estoy haciendo bifes a la criolla. Que después de una larga etapa de relecturas, justamente estoy leyendo por primera vez En busca del tiempo perdido y que lo empezé por el cuarto volumen. Nada, qué se yo.